Lo Memorable

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RGB (18, 19, 14)

40°26'18.5"N 3°42'18.6"W

Sin baile no hay paraíso de Pere Faura. En ella, Pere cuenta cuáles han sido sus referentes dentro del mundo de la danza. El primero de estos referentes es Gene Kelly. Al inicio de la obra, no podemos ver a Pere porque está entre bastidores, pero le escuchábamos. Hablaba a través de un micrófono de diadema. Describía la entrada de Gene Kelly en la famosa escena de Cantando bajo la lluvia. Entonces, Pere dice: “Gene Kelly y Debbie Reynolds se besan, Debbie Reynolds entra en casa porque está lloviendo. Gene mira al cielo, extiende su mano izquierda con la palma hacia el cielo. Después, mueve la mano de izquierda a derecha su brazo tres veces como indicando a un coche que arranque. Acaba de bajar las escaleras y camina hacia su derecha mientras mira al cielo y tararea. Después se para, encoge los hombros, cierra el paraguas con su mano derecha y vuelve a mirar al cielo y canta: “I’m singing in the rain, just singing in the rain, what a glorious feeling, I’m happy again”. Cuando acaba la descripción, Pere sale a escena y hace todo lo que dice que Gene Kelly hacía en esa escena. Incluido el número de claqué. El siguiente referente en esta pieza es Jonh Travolta. Entonces, podemos ver a Pere como ejecuta una de las poses más icónicas de Travolta en Fiebre del sábado noche: aquel en la que de pie, con las piernas algo separadas, una mano va a la pelvis, como agarrándose el cinturón, mientras que la otra va en alto a la diagonal contraria, con el dedo índice extendido apuntando al cielo, o apuntando una bola de discoteca. Por último, la cabeza mira al lado contrario de la mano levantada. Cuando encarna a Maya Plisetskaya, baja desde tramoya un burro con vestuario en el que hay un tutú de color blanco. Pere se quita los zapatos de claqué, los pantalones y la camisa y se pone el tutú. Sonaba La muerte del cisne de Saint Saëns y Pere bailaba el mítico ballet dónde destacaban los movimientos ondulados de brazos imitando las alas de un cisne y los pasos pequeños y delicados deambulando de un lado a otro del escenario. Y, especialmente, ese momento de la muerte del cisne, sentado sobre un talón y la otra pierna extendida. El cisne recosta su tronco sobre la pierna extendida y se recubre su pierna con sus brazos, cruzando las manos. Cuando acaba, Pere nos explica que Maya Plisetskaya, en su lecho de muerte, ya en el hospital, tarareaba la melodía de la Muerte del cisne, que ella había representado más de 500 veces. Entonces, Plietseskaya cuando dedujo que estaba a punto de morir pidió que por favor la vistieran con ese mismo tutú con el que tantas veces de manera metafórica había muerto en escena.
Javi H.