Hola Javi, pues voy a contarte lo último que he visto que ha sido una pieza de Virginia Roig, en Nvcli. De la Vir, este domingo fue y voy a intentar ser breve en la medida de lo posible y hacerte una pequeña écfrasis de mi experiencia como espectadora. Para empezar, el hecho de ir a Nvcli fue bastante estimulante porque yo nunca había estado en ese sitio. Entonces, ya tenía ese plus de excitación, de ver lo nuevo para mí. Es como abrir un regalo o estrenar unas zapatillas. Y de observarlo y preguntar esto o aquello. Con lo cual, ya iba cargadita. Luego, nos situaron un poco en contexto antes de entrar al espacio de la pieza. En el que nos comentaron que iban a suceder cosas a nuestro alrededor y que si en algún momento no podíamos ver, en la medida de lo posible, podíamos movernos o levantarnos y verlo desde otro punto. Ya eso es bastante guay que te sitúen en esa libertad y seguridad de poder moverte a otro lugar y… Que a veces nos pasa como espectadoras que nos apestiñamos en un asiento y no nos movemos de ahí. Y, en realidad, lo sufrimos porque estamos incómodas por, ya sea por el lugar o porque no ves una mierda. Entonces en ese sentido, pues ya vas un poco más cómoda. Entonces, entramos al espacio y el público se situaba en el centro del espacio y las sillas estaban a lo largo. Entonces, los cuerpos una vez sentados notamos que están bastante pegados los unos a los otros. Y bastante… Notas los cuerpos, notas a otras personas a tu alrededor. Hay un ligero espacio y luego, después de ese pasillito, ese espacio que hay, hay unas cortinas. O sea, alrededor del público que está situado a lo largo de ese espacio hay cortinas. Entonces, nos sentamos y una vez sentadas hay un oscuro. Ese oscuro, hay un pequeño tiempo, o sea, no es oscuro y ya se inicia con una luz o con una música. No, hay un tiempo de oscuridad. Entonces ahí, mi sensación fue de claustrofobia, pero una vez pasada esa frontera fue bastante relajada luego. Me di cuenta que en ausencia de luz o de imágenes, mi cabeza ya las producía. Producía un montón de cosas, como, parecía como el meditar. Y luego también pasaba la vista, los ojos que intentaban aferrarse a cualquier luz, a cualquier lucecilla o cualquier cosa que hubiera fuera. Pero no era nada, ya te digo, una vez pasada la claustrofobia ya fue bastante relajante eso. Ahí es oscuro y se inicia con una música. Son unas voces que van en aumento. Después de ahí creo que pasa a un texto, la voz es de un hombre, en el que te sitúa en una cueva en París y te va explicando la cueva. Habla sobre que hay unas pinturas rupestres. Lo que recuerdo es un poco una reflexión sobre el pasado y el presente. Luego, a partir de ahí, hay también otros sonidos. Hay sonidos de vibración. Hay detrás de las cortinas, se sitúan unas luces. Parecían luciérnagas, en el que se mueven. Eso fue bastante relajante también. Parecía un ASMR visual. También las cortinas se mueven en ondas. Tú no ves a la gente detrás de esas cortinas, tú no ves absolutamente nada. Solo ves el movimiento de las cortinas en forma de onda. Que parecían ondas de mar. Se abre una parte de las cortinas en un plano y ves a gente bailando. No distingues a la gente porque está oscuro, solo ves sus siluetas. Por su forma de bailar y por su presencia, da la sensación de que están en una fiesta porque también parece que estén bebiendo. Y se escuchan unas ranas. Entonces da la sensación de que estén en un alba. Se cierran esas cortinas, se abren otras. Aparece una planta colgando, se ven las raíces, el tallo y las hojas. Y están en una vitrina en blanco, aparecen unas manos que cortan esa planta. Cortan las hojas, las raíces. La hojas se tiñen de negro. Se cierra otra vez esa cortina. Hay sonidos de platos, de platos metálicos, de los platillos estos de percusión y luces destellantes que te ciegan por momentos, intermitentes. Hay una cortina de humo. En general, fue como una sucesión de imágenes a nuestro alrededor de sonidos electrónicos. Otros sonidos eran generados en directo. Otros eran solamente… igual era un bajo que vibraba y luego también se mezclaba con audios de podcast en el que te explicaba, hacía una reflexión sobre la tragedia griega. Había otro podcast, no me acuerdo sobre qué reflexionaba. Y eso. Y luego terminó con una… Se abre una parte de las cortinas en un plano y se abre una ventana y todos nos quedamos mirando hacia una ventana abierta. Y así terminó. Igual me estoy explayando demasiado. Bueno, termino con esto. En general, lo que es la obra, sucedían imágenes, sonidos, te venían otras imágenes a la cabeza. Pero lo que yo destaco de ahí es que me fui con una sensación bastante agradable. O sea, sí, está muy bien esto de reflexionar, esto de pensar, esto de darle la vuelta a esto, esto de buah, esto que parece momento sacro, tal… Cómo han mezclado la imagen con tal, pero todo este mundo mental. Pero la sensación de esos sonidos y de esas imágenes que se me quedó en el cuerpo fue bastante agradable y muy, muy placentero. Me dio la sensación de que a mí me cambió en ese momento el tono de voz, hasta la sensación más palpativa. Había… como se giraron un poquito los órganos. Y fue esa sensación de gustera, de gusterazo. Un poquito la sensación de gustera. Eso es con lo que me quedo de esa pieza que no… Ni sé cómo se llama. Igual te lo miro ahora luego.