Era el Gran Teatre de Xàtiva y era una pieza de la Coja Dansa, el Atlas. Un solo que interpretaba Olga Clavel. El inicio de la pieza es muy delicado, porque el escenario prácticamente está a oscuras y sólo puedes escuchar como se mueve Olga en escena. Intuyes que está, pero no la puedes ver. Y todo el inicio de la obra es así. Dura un rato, como diez minutos. Entonces, ante esta falta de visibilidad una señora del público, que parecía paisana de Xàtiva, comienza: “Volem vore, volem vore!”. El resto del teatro callado, casi a tientas… Olga continuaba haciendo lo que podía, como si no fuera poco estar en escena a oscuras… I l’altra: “Volem vore, que no es veu res”… Y, entonces, el técnico de luces de la pieza también saltó: “A veure senyora, que estem treballant, per favor”. Y, mientras, la obra avanzaba. Se montó un poco de jaleo entre las personas del público que querían ver lo que sucedía en escena entre gritos de “volem vore, hosties és que no es veu res…”